¿Qué hacer para mejorarla?

Al hablar de educación yo creo que debemos hablar de reflexión, de saber pensar, de saber comentar un texto o una foto, un documental, un video.

Llegar a ser capaces de hablar de esa reflexión, pensamiento o imagen: ¿Qué es? ¿Dónde está? ¿Para qué sirve? ¿Qué podría yo hacer además con ello?

Incitar a la inicitiva. Educar con espiritu proactivo. Hacer sentir por lo que se está aprendiendo. Y no a través de la imposición ni sometimiento, sino haciéndoles comprender que es un beneficio para ellos, tanto en el presente como para su futuro. En definitiva, ayudar a desarrollar mejor la mente.

El aprender a estudiar o leer correctamente, a comprender y redactar bien, no se está consiguiendo en primaria. Y ésto es una de las grandes consecuencias en los alumnos al llegar a secundaría. La educación se debería volcar más en afianzar estas bases tan importantes en primaria para no encontrarse luego con problemas en secundaria.

En realidad hay muy buenos profesores. Pero los hay también muy malos. Razón por la que somos un poco esclavos de la propia situación. Necesitamos saber reconocer a un buen educador cuando lo tenemos delante ya que en sus manos estamos delegando la gran responsabilidad de la formación académica de nuestros hijos y en función de si están capacitados o no, se dará un buen resultado en el aprendizaje.

Es fácil reconocer a un buen profesor. Muestra claramente una actitud proactiva y empatiza con nuestro hijo. Educar y ser educado, en lo académico, es una acción que comparten entre ambos, profesor y alumno.

Aquel profesor que al hablarnos de nuestro hijo asume responsabilidad tanto en el éxito como en el fracaso del alumno, será un profesor en el que se pueda confiar.  Será aquel que nos hable sobre nuestro hijo como: «no hemos llegado al objetivo pero vamos a ver como trabajamos mejor para conseguirlo». Es un profesor que asume y comparte con el alumno el  resultado, ya sea bueno o malo éste. Por lo tanto estaríamos hablando de un profesional involucrado. Un buen educador.

Pero aquel profesor que nos diga: «el alumno, no hace. No quiere. No está llegando. El alumno no…., el alumno…» cargando de esa forma toda la responsabilidad al menor de su fracaso, ése es un profesor con actitud reactiva y no se podrá hacer buen equipo con él. Es un profesor poco o nada involucrado. No estaremos tratando con un buen educador.

Es un gran error creer que solo existen niveles académicos en un colegio. Hay profesores que basan la enseñanza en ésto y también muchos padres que lo aceptan. Creen que al colegio solo se va a recibir datos y no a ser educados. Pero en los colegios no solo se imparten clases dónde se les dota de datos académicos a los alumnos sino que para poder asimilar esos datos e internalizarlos, hay que conseguir un ambiente adecuedo para el  buen funcionamiento del equipo al completo, de profesor y alumno/s. Generar una buena relación interpersonal e intrapersonal, atrayendo la atención de los alumnos y motivándoles para aprender con éxito alcanzando el objetivo marcado en el curso. Hacerles sentir que lo que están aprendiendo es en bien de ellos. Por ello, un lider/dirigente, en este caso el profesor, ha de estar muy atento en las formas de comportamiento de sus alumnos. Hay que tener en cuenta que cada alumno tendrá detrás su propia situación personal. Tiene obligación de observar los estados anímicos de todos y cada uno de sus alumnos. Y atenderlas según demanden sus necesidades. Formas de sentarse correctas, vigilar las actitudes atencionales, enseñarles métodos de estudio para convertirlos en buenos y autónomos estudiantes, educarlos en formas de comportamiento para que sepan estar atentos y motivados,… son muchos más los aspectos que intervienen en la buena educación académica de lo que muchos padres y porfesores consideran, lejos del ya antigüo mito: «Al colegio se viene a aprender lengua, matemáticas o idiomas. Educarte, que te eduquen en tu casa.»

Es muy importante preparar al alumno en la actitud correcta para percibir adecuadamente la información.

Cada alumno viene de unas condiciones familiares y sociales distintas. El profesor debe de estar perfectamente preparado para poder afrontarlas consiguiendo un ambiente común de aprendizaje satisfactorio para todos. Si no se sintiera capaz, tiene la obligación, por la responsabilidad que se le está delegando, de formarse para estar a la altura de desempeñar su función con seguridad y consiguiendo el objetivo marcado en los alumnos a su cargo.

Una buena solución sería mejorar la buena formación de nuestros educadores.

Debemos ser conscientes también de la necesidad que hay de reconocer la labor del profesorado. Confiar en el sector. Ser profesor hoy en día es algo poco reconocido. Y esto puede ser consecuencia de la desmotivación en el propio educador. Lo que implica que debido a la baja motivación haga que no se aplique integramente a la hora de ejercer bien su labor.

Motivación   =    Buen resultado   =   Objetivo conseguido

Si uno no siente por lo se está haciendo, será muy dificil conseguir el éxito del objetivo marcado.

Para confiar en el profesorado necesitamos saber que están bien formados. Que se actualizanaño tras años con las herramientas adecuadas para llevar a cabo su labor. Mejorando cada vez más en los métodos utilizados. Aportándonos seguridad en lo que hacen y demostrándonos ser buenos profesionales. De esta forma, nos darán la confianza sufiente en ellos y conseguiremos formar un verdadero equipo entre profesores y padres, olvidándonos de la creencia heredada de que tienen que ser un equipo encontrado. Trabajando juntos, profesores y padres, los resultados serán mejores para el alumno y por tanto, se alcanzará el objetivo fijado con mayor satisfacción.

Otro dato muy importante que sería clave en la mejora de la educación es conseguir crear una mejor relación inter-personal entre profesor y alumno. Es fácil ser autoridad frente a un alumno porque es fácil deslumbrarlo con la propia experiencia del profesor, bien formado y dedicado con sentimiento. Crear esa relación de ser profesor lider/dirigente ganándose el respeto del alumno.

Con el respeto ganado, se consigue atención y buena motivación.

No parece muy cierto que el número de alumnos influya demasiado en que se pueda dirigir mejor o peor una clase. El éxito depende, más bien, de la magia del profesor, que es la que consquista la atención del alumno despertando la motivación y con ello, el buen aprendizaje. Hoy en día, hay clases de 16 ó 25 alumnos, y no se está llegando bien a todos ellos. Por lo que podríamos descartar que el número de alumnos en una clase, influya.

Hoy en día hay muchos padres que comparan un colegio con otro en base al nivel tecnológico que tienen entre unos y otros. Dicen: «¡Es que la tecnología es el futuro!». Y si, es importante que aprendan a manejarla pero no anteponiéndola a la enseñanza básica.

Se incide mucho en los medios tecnológicos como gran solución a la educación: «¡Trabajan con iPad!» Parece que cuánta más tecnología se use, mayor será la calidad de la educación. Pensamos que los llevamos por ello a mejor colegio. Lo mismo nos pasa cuando hablamos de bilingüismo: «¡Es bilingüe!» 0 «¡Es trilingüe!». Como si de ello dependiese el éxito del resultado. Ésto en realidad no es del todo cierto si no existe una relación física, personal y emocional de todos los implicados. El profesor ha de ser ese lider/dirigente  que necesita tener contacto con el alumno para llevar con éxito en el aprendizaje tanto como el alumno necesita tener delante al profesor. La tecnología está muy bien pero sólo como una herramienta de apoyo que complemente a la educación y no como único sistema.

Hubo un tiempo en el que se clasificaba a los colegios por el nivel de las instalacines deportivas y por el nivel de inglés. Pero éstas también son herramientas complementarias que podemos sumar a la de la tecnología sin olvidarnos que para usarlas habrá que aprender a leer, para comprender y así poder estudiar bien.

Está claro que el método de enseñanza del inglés tenía que evolucionar en este País y como herramienta nos abre la comunicación más allá de nuestras fronteras.

La tecnología es otra herramienta muy interesante por que es muy visual. Bien sabemos todos que «una imagen vale más que mil palabras». Y es una herramienta rápida que agiliza muchas acciones.

Pero no nos olvidemos que son herramientas muy superficiales si las comparamos con lo básico de la educación. Si nos centrásemos más en aprender a redactar bien, investigar mucho, leer mejor y observar más atentamente en vez de fijarnos tanto en qué hacer con el inglés o con la tecnología cuando para poder aprender éstas, antes tendríamos que manejar bien las anteriores, obtendríamos mejores resultados en la enseñanza de nuestros hijos y se reduciría bastante el fracaso escolar existente hoy en día.

Ésto es algo que muchos centros se están olvidándo de prestarle buena atención y se centran más en las ventajas de la transformación digital, que también está muy bien, pero descuidando lo fundamental, el buen aprendizaje de lo más básico.

Deberíamos trabajar más en mejorara la calidad de la enseñanza que en la cantidad de deberes.