El dolor de un divorcio está equiparado al que produce la muerte de un ser querido.

Cuando estamos en pareja generamos una co-dependencia. Al producirse la ruptura en dicha pareja, esa co-dependencia, puede confundirse con sentimientos de amor y entonces producirse un Dolor Desagarrador. Es una etapa muy similar a la de un luto.

La ruptura de una pareja, ya sea de mutuo acuerdo o no, significa la destructuración de un presente y futuro, la renuncia de un proyecto en común y la separación de alguien con quien se ha compartido buenos y malos momentos durante un periodo intenso de tiempo, dando lugar a un sentimiento fuerte de fracaso. A esto se le denomina:

El síndrome de corazón roto, uno de los dolores más fuertes que puede llegar a sufrir un ser humano.

En un divorcio podríamos diferenciar 3 etapas:

  • divorcio físico: Momento en el que se deja de convivir.
  • divorcio legal: Cuando se dicta la sentencia judicial.
  • divorcio emocional: En esta etapa se da un gran avance personal y también es la más importate. Sirve para curar heridas, conocerse mejor a uno mismo y reconocerse como persona en una situación diferente, saliendo adelante fortalecido. Es un proceso largo, muy doloroso y bastante complicado. Es un completo proceso de duelo. Donde hay que hacer mucho trabajo personal. Sólo tuya es la decisión de poder salir o de quedarte acomodado sin avanzar, sufriendo eternamente, manteniéndote en un continuo e intenso estado de tristeza y con el riesgo de caer en una seria depresión importante.

El divorcio no dice nada malo de ti.

En el caso de que sea uno al que dejen, hay que aprender a reconocer y aceptar que la relación probablemente no se estaba dando bien y tenía puntos flacos que igual no eramos capaces de ver, aunque en el momento sea dificil poder verlo así.

No hay mucha diferencia en el caso de que uno sea el que decide romper puesto que lo que se está haciendo también es reconocer la necesidad de terminar con una situación que le hacía sufrir, que ya no le convenía o que en realidad no merecía la pena seguir mantener.

Éstas notas que te apunto a continuación pueden ser unas buenas pautas para reconocer estados durante el proceso de divorcio y así poder con ellas ayudarte a afrontarlos:

  • Acepta los cambios que se producen con la ruptura y que al mismo tiempo te llenan de emociones negativas. Tanto si eres la persona que ha dejado como a la que le han dejado. Ten en cuenta que para cualquiera de las dos partes significa la renuncia de un proyecto en común. Por ambas partes se sufre dolor aunque pueda ser más intenso para la persona que es dejada que para la persona que deja.
  • No olvides nunca que se trata de un proceso con un principio y un final. Sólo tú puedes decidir cuándo y cómo acabará y el grado de sufrimiento que a lo largo de ese proceso vas a dejar que te invada. tú decides si le pones una gama de grises o le das toda la carta de color al periodo de recuperación para que sea más fácil de pasar el proceso de recuperación. Es cuestión de adoptar una actitud adecuada para hacerle frente a la situación.
  • Un divorcio no se acaba con la firma ante un juez, sino en el momento en el que te recuperas física y emocionalmente. Tienes que trabajar mucho personalmente para conseguir esa paz interna que te proporcionará de nuevo la sensación de bienestar y estabilidad.
  • Debes permitirte sentir cualquier emoción que te surja a lo largo del proceso. Pasar un duelo no significa quedarse sufriendo como si uno no tuviese derecho a ser feliz. Como si el luto que hay que guardar tuviese que basarse en una dieta estricta de prohibición de cualquier ocasión de felicidad que a uno se le pueda presentar. Si la vida te pone delante una buena oportunidad que sume en tu vida, pon el foco ahí e impulsate para recuperarte con ese aporte. No te critiques por darte oportunidades o por volver a tener sentimientos. Eso hará que se aumente tu sensación de fracaso, impidiéndote construir nuevas rutinas o relaciones que puedan formar parte de tu nueva vida, ya sean de amistades o de una nueva pareja, dificultando y ralentizando tu recuperación. Por su puesto que debes tómarte tu tiempo para recuperarte, sin prisas pero también sin pausas. La vida no se para y tú debes seguir con ella. Un duelo, no significa que no tengas derecho a reconstruir tu vida en la etapa que vives trás una ruptura. Precisamente el proceso de recuperación se basa en adoptar una actitud en la que aceptes la ruptura y a la vez reconstruyas tu nueva vida. Esa vida en la que te va a tocar vivir. En la que tendremos que crear nuevas rutinas. Incluyendo gente diferente que vayamos conociendo a lo largo de ese tiempo y que además, no sólo puedan ayudarnos a reconstruir, sino que puedan quedarse a formar parte de esa reconstrucción. Recuperarse es un proceso lento, hay que trabajarlo mucho uno mismo y ser muy constante día a día. Nunca debes autocastigarte privándote de la oportunidad de volver a vivir de nuevo.
  • Evita el AUTOBOICOT. No pienses en frases como:-«¡Ya es tarde…!», -«¡No estoy preparado para eso…!» -«¡Ahora ya, qué más dá!» – «¡Yo no me veo tan bien como tú me ves!». Si te conviertes en tu propio enemigo, te harás más vulnerable, y los que sientes como tus enemigos, podrán herirte con más facilidad. Si haces caso de tu «YO PESIMISTA» se convertirá en un incordio no dejándote gobernar tu vida y no permitiéndote por ello avanzar. Cambia tu diálogo interno contigo mismo. POSITIVÍZALO. No te dejes invadir por el dolor ni la compasión. Evita todos aquellos consejos nada constructivos que te indiquen «que debes esperar a estar preparado», no te ayudarán en absoluto a estar mejor. ¡No hay que esperar!. No se trata de que te levantarás un día y ya estarás preparado. Eso dependerá solo de ti, de tu propio trabajo personal realizado a diario.
  • Piensa en positivo. No te dejes vencer por la tristeza. Aparta toda creencia antigua heredada de pensar que es pronto para construir, de que aún no es el momento de ser feliz porque hay que sanar o de que debes esperar a que pase un tiempo para poder volver a disfrutar. Son creencias negativas que no te dejarán avanzar en tu camino para tu recuperación y creación de tu nueva vida. No hay un tiempo determinado para recuperarse. Ni recuperarse se trata de quedarse esperando a ese día en el que uno estará bien. Recuperarse es trabajar día a día internamente con uno mismo adquiriendo un compromiso de constancia en ese trabajo de recuperación en elq ue cada día notaremos que vamos mejorando cada vez más y más rápido. Hay oportunidades que solo pasan una vez. No los dejes marchar.
  • No te culpes ni culpes a tu ex-pareja. La búsqueda de un culpable solo conseguirá aumentar tu dolor si lo haces. En una pareja hay dos implicados. Siempre hay uno que dará los primeros síntomas, consciente o inconscientemente, de que algo no va bien en esa relación. Normalmente el que provoca esa fisura en la relación es al que más vamos a culpar. Pero no hay que olvidar que cuando ambos empiezan a sentir esa fractura en la relación comienza un proceso de lucha por salvarla en la que los dos sienten que tienen que defenderse el uno del otro porque se sacan a colación muchas cosas de la pareja con ánimo de justuficar que, lejos de ayudar, distancian aún más.
  • Al despertar y acostarte, recuérdate algo bueno de tu vida como: «Mis hijos están bien». O bien, recuerda estas otras palabras que una vez leí en un artículo: «Yo me quejaba de no tener zapatos, hasta que me dí cuenta de que otros no tenían pies».
  • Evita aquellos lugares que te duelan. Que te traigan recuerdos. Si no es posible evitarlos, piensa: «Lo pasado, ya pasó. Hoy es un nuevo día y el principio de una nueva vida que estoy construyendo. Lo que importa es la felicidad y el bienestar que yo quiero. ¡Y lo puedo lograr!.»
  • Cuando tengas un bajón, escribe todo lo que se te pase por la mente pero no te pares a analizar lo que estás escribiendo. Escribe para soltar carga de agobio.
  • Evita caer en el perfeccionismo o en la necesidad de demostrar que eres muy fuerte e independiente. No necesitas demostrarle nada a nadie, ni siquiera a ti mismo.
  • Busca nuevas actividades o relaciones que formen parte de tu nueva identidad. Hombre o mujer, capaces de ayudarte a construir una nueva vida en la que tú puedas estar. Gente que pueda formar parte también de esa nueva vida, que te quiera, que te entienda, que te motive, que te haga sentir bien y que esté dispuesta a escucharte.

¡Cuidado!! no es lo mismo Oir que Escuchar.

OIR es percibir sonidos sin que necesariamente entendamos lo que se oye. Acto involuntario. Solo activamos nuestro sistema auditivo.

ESCUCHAR activa otros cuatro sentidos para ayudarnos a entender el mensaje. Cuando verdaderamente escuchamos activamos otras funciones cognitivas: ponemos atención, recordamos, pensamos y razonamos. Conseguimos así empatizar, entender y además sentir lo que la otra persona esta sintiendo en su sufrimiento.

«Yo te puedo estar oyendo, pero si no te pongo atención no voy a entender lo que me estás diciendo, por lo tanto, te oí pero no te escuché.»

Busca estar con gente con quién puedas hablar de como te sientes. Un familiar, un amigo,… Estar solo en ciertos momentos es deseable y positivo, pero aislarse, no lo es.

Hay gente que cree que hay que esperar. Es un grave error. La paz no entra una mañana al abrir tu ventana en forma de paloma. El bienestar hay que trabajarlo día a día manteniendo una constancia contigo mismo y haciendo un trabajo personal muy importante.

Hay que pensar en un futuro.
No olvides que la vida, continua y tú sigues en ella.